El Juramento a la Bandera se realizó por primera vez el 12 de febrero de 1818, al proclamarse la independencia nacional, en las celebraciones del primer aniversario de la “Batalla de Chacabuco”.
Posteriormente, la Ordenanza General del Ejército de 1839 estableció la obligatoriedad del Juramento por parte de las tropas, estipulando la fórmula que debían pronunciar en tal ocasión. En 1898, un Decreto Supremo del Ministerio de Guerra dispuso que los oficiales que ingresaran al Ejército prestarían juramento ante el estandarte de su unidad.
Durante la presidencia de Ramón Barros Luco, en 1914, se fijó como fecha para este acto el día 10 de julio de cada año, en conmemoración del sacrificio de los 77 héroes de La Concepción y se adoptó la fórmula que se utiliza en el presente. Sin embargo a mediados del siglo XX el texto del Juramento a la Bandera sufrió algunas modificaciones.
Posteriormente, en junio de 1939, el Presidente Pedro Aguirre Cerda estableció como fecha para el Juramento el día 9 de julio y se introdujeron nuevas variaciones en el texto. Se suprimió que el Juramento se hiciera “por Dios”, y se relegó a un segundo plano el que fuera ante la Bandera.
El énfasis estuvo centrado en el compromiso hacia las autoridades políticas y la Constitución y no se hacía en nombre propio, sino mediante una expresión genérica, en la cual el compromiso moral era un mero formulismo. Al término del gobierno de González Videla, en 1952, se retornó al Juramento de 1914, el mismo que se efectúa en nuestros días.